Lourdes, es casi la más veterana (el más soy yo), es un ama de casa y quiza esa dulzura y buen hacer, sea la que convierta sus clases en una serena y familiar sesión entre gente que se siente a gusto.
Chicos recien llegados de vivencias que han rayado con la peligrosidad de la muerte entre las aguas del océano, toman asiento en la abarrotada clase espectantes, atentos a lo que dice Lourdes, que habla suave y recorre las mesas corrigiendo, aportando, puntualizando, dirigiendoles cariñosas palabras de aliento. Seguros están de que este cayuco con semejante capitana, les va a llevar por las serenas aguas del saber a la tierra firme de la palabra.... Todo suave , con tenue calma, hasta las amonestaciones que salen como redondas, sin estrias, en las que los comprensivos ojos no contradicen, pero atenuan la seriedad de las palabras ....... Y es que desde el punto de vista estrictamente científico antropológico, la etnia de las mamas debe de compartir características comunes a nivel planetario... y eso lo perciben los jovenes negros.