Nuestro querido Manuel ataviado con un gorro típico del campesino senegalés, es una pieza de artesanía muy bonita, poco pesada y que cumple muy bien con su función de proteger del sol abrasador de Senegal... de todos modos, por la tonalidad purpura de la piel de Manuel...intuimos que no hace mucho que lo usa. Un abrazo Manuel y a nuestra querida Laurita, que está también ahí trabajando con el tesón y la solidaria profesionalidad que os caracteriza.. Besos
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