Ahí tenéis, una micromaravilla de ojos de azabache y níveos dientecitos cuya cara, sospechamos, han copiado, no sin razón, las más prestigiosas fábricas de muñecas.... cuando llega al local... colapso laboral... todo el mundo quiere besarla, cogerla y hacerle monerías... al final y ya desde la elevada seguridad de la atalaya de los potentes, tiernos y cálidos brazos de mama... esboza una sonrisa que deja al descubierto los primeros y preciosos brotes blancos de sus dientes ... en que formatos maravillosos se nos presenta el futuro.
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